Añadido: 4 años hace
Si bien el jefe de esta empresa no se lo había dicho a absolutamente nadie, era un día muy singular para él, pues era su aniversario. A mitad de la mañana, cuando más sosegada estaba la oficina, aparecieron sus empleadas en su despacho para felicitarlo por su aniversario de una forma muy singular. Nada de pasteles, ni dulces, ni soplar candelas, las chicas prefirieron obsequiarle al jefe un instante imborrable y para esto la primera cosa que hicieron fue correr las cortinas de los ventanales para entonces ponerse todas y cada una de rodillas frente a él y hacerle entre todas y cada una la mejor felación de su vida.