Añadido: 4 años hace
Con toda la inocencia del planeta fui a casa de mi vecina cincuentona a solicitarle un tanto de sal, amablemente me invitó a pasar a su casa y aprovechamos para charlar mientras que nos tomábamos una copa de vino. La cosa poquito a poco se fue calentando de tal modo que al final sin saber como terminamos comiéndonos los coños sobre la encimera de su cocina.