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Era una mañana como otra cualquiera, los dos se habían despertado de buen humor mas ninguno de los 2 sabían que esa mañana iba a ser imborrable. Desayunaron juntos mientras que se daban todo género de cucamonas, poquito a poco el calentón iba siendo más que evidente hasta el momento en que un beso apasionado desató el delirio. Mientras que proseguían besándose se iban desvistiendo mutuamente hasta el momento en que comenzó lo bueno, tras una suave felación la joven le solicitó a su novio que le hiciese sexo anal, una experiencia de lo más agradable que los dos recordarán siempre y en todo momento.