Añadido: 4 años hace
Su esposa está hasta las narices de que toda vez que harán el amor la folle brutalmente. Le ha dicho mil veces que eso es sexo sucio y que desea sexo romántico. Con lo que a fin de que su marido se desfogue de una vez, le deja un regalo en casa: una puta sumisa a la que le puede hacer de todo a lo largo del tiempo que desee, follándola sin límites y sin sentir ningún género de remordimiento. Y el hombre lo hace: la revienta fuertemente, emplea a la muchacha como un mero objeto sexual y la destruye tan fuerte que al final su coño queda destrozado y su cara llena de leche.