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Este muchacho agraciado coincidió en el gimnasio con la madre de su mejor amigo, la sensual Richelle Ryan, la que estaba poniéndose en forma y sudando la gota gordita. El joven decidió hacer algo de ejercicio para sudar un tanto y le solicitó ayuda con sus estiramientos, lo que provocó que tuviese delante de sus narices un culazo bien precioso y unas tetas de ensueño. Pronto la señora apreció la erección que el joven tuvo y no vaciló en cautivarle, hasta lograr que le metiera la polla al lado de la cinta de correr para abrasar calorías con un polvazo brutal con un sumiso yogurín.