Añadido: 4 años hace
Si ya de por si acaso no me agrada un pelo pisar un centro de salud, menos todavía me agrada visitar a un dentista. Toda vez que voy a uno, salgo de la consulta traumado y dolorido, de ahí que deseé mudar de dentista y asistí a la primera mujer que hallé por Internet. Al llegar estaba como un flan de inquieto, mas debo reconocer que la dentista era una profesional que supo supervisar mis nervios desde el primer momento que me senté, primero metiéndome mano de forma atrevida, entonces comiéndome la polla y por último follando por cada rincón de su pequeña consulta.