Añadido: 4 años hace
Esta chavala anónima con coletas daba un camino por la urbe en la que vive cuando al pasar por delante de una terraza, un chaval negro le lanzó una serie de piropos. Mas , lejos de ignorarlos semeja que le alegraron el día, tanto fue con lo que sin cortarse un pelo se sentó en la terraza con él y comenzaron a conversar de forma amistosa. Al final, entre una cosa y la otra, la joven terminó en casa del hombre sintiéndose la mujer más agraciada del planeta al revisar que su nuevo amigo tenía un pollón negro de dimensiones jamás ya antes visto por sus jóvenes ojos.