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Para Lilly Ford era un día señalado que iba a rememorar siempre y en toda circunstancia, tras mucho trabajar y mucho joder, había llegado el día de rodar una escena con Mandingo. Desde el momento en que esta mozuela de enanas tetas comenzó a trabajar en el porno siempre y en todo momento había tenido la ilusión de tener la polla más grande del planeta en su boca y de su pequeño coño, y cuando llegó el tan ansiado día lo aprovechó desde el primer momento, primero sacrificándose al límite al chupetear, si bien apenas le cabía en la boca y después sintiendo como su chochito se abría al límite cuando tocó joder.